CRISIS
¿QUÉ ES? ¿CUÁNDO SE PUEDE PRESENTAR? ¿CÓMO PUEDO SALIR DE ELLA?

Ciertas crisis son experiencias normales en la vida, como por ejemplo: “la crisis en la adolescencia”, “la crisis ante una pérdida”, etc. Se pueden ver como oportunidades de aprendizaje y crecimiento, aunque cuando estamos inmersos en ellas es complicado observar la parte positiva que dejan, pues esta será visible una vez que la pasemos. Unas son más intensas que otras y tienen distintos factores que las desencadenan. El estrés que libera la crisis puede ser por un acontecimiento externo o interno. Puede ser un solo hecho catastrófico o una acumulación de acontecimientos “menos” graves pero por tiempo prolongado.

Las situaciones que intensificarán de manera desmedida las crisis y repercutirán de modo intenso en aspectos físicos y psicológicos de las personas, por ejemplo son: catástrofes naturales o provocadas por el hombre, como: la violencia, (es una acción ejercida por una o varias personas en donde se somete de manera intencional al maltrato, presión, sufrimiento, manipulación u otra acción que atente contra la integridad tanto física como psicológica y moral de cualquier persona o grupo de personas) guerras, asaltos, secuestros, torturas y/o asesinatos, otras situaciones pueden ser: pérdidas inesperadas de seres queridos, accidentes, etc.

Cuando una persona se encuentra en crisis tiene un estado temporal de desorganización, sensación de inseguridad, vulnerabilidad y desconfianza, caracterizado principalmente, por la incapacidad para abordar situaciones particulares utilizando métodos previamente conocidos y acostumbrados para la solución de problemas.

Las crisis intensas pueden presentarse cuando nuestro medio cambia drásticamente, ocurren cosas inesperadas, agresivas y/o violentas por parte de las personas que nos rodean y/o en nuestro entorno.

¿Cómo podrá responder una persona a un proceso precipitante para posteriormente convertirse o no en una experiencia de crisis? Dependerá de sus recursos naturales, personales y sociales. El significado de recursos naturales durante una crisis incluye dinero, comida, vivienda y transporte. Un déficit en cualquiera de estas áreas podrá tener el potencial para cambiar moderadamente un suceso estresante a una crisis.
Los recursos personales individuales, componen el segundo factor principal para determinar la intensidad y curso de cualquier crisis. La “fuerza interna”, la historia previa al abordar situaciones estresantes, la existencia de cualquier problema en la actualidad no resuelto y el bienestar físico, todos ellos tomarán parte para determinar si un suceso particular conducirá a una crisis.

Cuando la persona se encuentra en crisis, es importante que detenga por un momento su erupción de pensamientos, haciendo esto podrá poner en marcha ciertos mecanismos que la ayudarán a retomar poco a poco su estado de seguridad, confianza y fuerza.

Es útil observar y cuidar las conductas, nuestros estados afectivos, sintomáticos, interpersonales y cognitivos que tenemos cuando estamos en medio de la crisis, si hacemos algo que pueda poner en peligro nuestra integridad lejos de solucionar el problema lo agravará.

Algunas acciones que podrán ayudar a recobrar poco a poco nuestra seguridad pueden ser:

Guarda como “aa” en tu móvil/celular los teléfonos de emergencias (policía, ambulancia) cuando estamos en crisis es frecuente que olvidemos las cosas más sencillas.
Si experimentas ansiedad, angustia, problemas para respirar o te han lastimado, llama de inmediato a la asistencia sanitaria o acude al hospital más cercano a urgencias.
Si no tienes medios para comunicarte o para desplazarte pide ayuda en algún sitio cercano de confianza.
Dirígete a un sitio seguro (comandancia de policía, casa de algún familiar o amigo/a de confianza).
Comunícate con personas especialistas para que te escuchen y te ayuden.
Es vital que no abandones el proceso de ayuda una vez que lo iniciaste.

Realizado lo anterior, debes de estar alerta y continuar cuidando tus conductas, tus pensamientos y los síntomas que presentes. Durante la crisis podemos reaccionar de mil maneras, algunas de ellas podrán ser poco favorables para nuestra salud e integridad, es por ello que lo más aconsejable es buscar ayuda de inmediato de personas especializadas.
Cuando “todo parece que vuelve a la normalidad”, ten cuidado. Pueden sorprendernos conductas y pensamientos de culpabilidad, miedo, enojo, rabia, indignación y todo esto puede dirigirnos a cometer acciones contraproducentes que pueden desembocar nuevamente al bucle de la desorganización.
Se pueden presentar síntomas importantes como: cansancio, dificultades para conciliar el sueño, constantes pesadillas, falta de apetito, altos y repentinos estados de tristeza o enojo, problemas en los sentidos, mareos, etc. Es por ello que, es vital continuar con el apoyo que brindan los especialistas.

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ACCIONES A CONSIDERAR EN CUALQUIER MOMENTO

En tu cartera guarda en un “apartado especial dentro de la misma o en algo que siempre lleves contigo”, una cantidad razonable de dinero que te pueda servir ante alguna problemática.
Recuerda guardar en tu móvil/celular los teléfonos de emergencia, de manera que puedas acceder a ellos de forma rápida.
Ten localizados en todo momento tus documentos personales importantes, y los de tus hijos/hijas, no es necesario que absolutamente todos sepan dónde están.
Invierte tiempo y genera redes de apoyo sólidas y de confianza fuera de tu familia.
Utiliza tus redes de apoyo de familiares y/o de amistades.

La resolución adaptativa de la crisis ofrece, entre otras cosas, una triple oportunidad:

1.- Dominar la situación actual
2.- Elaborar conflictos pasados
3.- Aprender estrategias para el futuro

Ante todo, recuerda que, ante las crisis no estas sola/solo, existen personas especialistas a quien puedes acudir.

 

Vanessa Maillefert Rovira
Psicoterapeuta individual, familiar y de pareja